viernes, 21 de septiembre de 2012



MANIFIESTO

“CUANDO EL RIO SUENA…UN RUMOR LLEVA”



Pareciera que los rumores viajaran tan rápido como la luz y revolotearan incansables como gallinas cluecas buscando el lugar de mayor tibieza para anidarse e instalarse definitivamente en el buen juicio de personas sabias, ciudadanos del común o aldeanos del universo.
Los rumores son memoria histórica y colectiva de los pueblos, que evocan episodios de pasados inmemoriales, futuros precarios y presentes posibles; por eso son obreros incansables, constructores de relatos, lenguajes simbólicos, prácticas colectivas, legados culturales y arquitecturas sociales.      
Son los antepasados de los mitos y las leyendas, señalados como  rumores no comprobados que no pueden negarse ni afirmarse. Son en su esencia, datos populares de conocimiento colectivo no demostrado y tal vez, no demostrable. El rumor que no se cumple, se mitifica como aquel que vio a las sirenas o al unicornio.

El rumor puede ser una sentencia de aprecio, odio u olvido que según su vía de escape, coloca en evidencia a los sujetos y su existencia para poblar el universo de individuos legendarios, perennes y trascendentes.

Los rumores vuelan como las balas y el riesgo es que maten las buenas ideas, fragmenten identidades y mancillen buenos seres humanos, hasta que sepamos por qué lo hicieron y si querían hacerlo; sin saberlo nunca, tal vez serán presos de sí mismos, no sabrán lo que estaba pasando y no habrá tiempo para averiguarlo.

El rumor es mutación de la palabra que hace evolucionar las profecías. Bajo el supuesto interés de recomponer la verdad, permite a quien lo difunde asumir una posición de protagonismo; saber algo que los demás desconocen es una forma de llamar la atención y sentirse omnipotente. Es actitud que libera y estrecha relaciones con los grupos, en un contexto en el que todos se sienten íntimamente seducidos.

El rumor es creativo, viaja a velocidades increíbles entre las esferas sociales y su materia prima es interesante y única. La señora Matilde nunca hubiera contado la noticia si el hecho no hubiera sobrepasado sus expectativas… por tanto, ejecutar acciones suficientemente interesantes, dignas de ser contadas, son una poderosa herramienta para generar impacto y los testimonios con cierto tinte de realidad, representan casi una venta segura.

El rumor es neutro a diferencia del chisme que lleva el morbo de un cuchicheo malsano. Es por tanto instrumento regulador que controla sin saberlo, que corrige o corrobora y cuando es demostrado,  deja de existir  entregándose a sí mismo como sacrificio a favor de la mentira o la verdad. Es instrumento que salva, pero que también condena; es verdugo o salvador.

Alguien genera el rumor y otros lo alimentan, por tanto es riqueza popular de todos y de nadie. Las voces del rumor no disminuyen, se multiplican a medida que se acerca al blanco, pero al mismo tiempo pierde fuerza si se disipa por mucho tiempo, llegando extendido pero cansado. Se incrementa en fortaleza en la medida que recoge adeptos a corto plazo; es el rumor fenómeno de expansión como las ondas en el agua cuando una piedra cae y se difunde a lo largo de la distancia perdiendo fuerza pero aumentando su longitud de onda.

Se relaciona con la física y las matemáticas, con la economía y la vida misma; es culpable de los movimientos bursátiles, de las acciones y las divisas que suben o están a la baja y por qué no, de toda especulación financiera. Él mismo tiene un valor de cambio: se ofrece hoy y se compra mañana, se resignifica, se reconstruye, va y vuelve a mayor o menor precio en el juego financiero de la oferta y la demanda.

El rumor alimenta todas las dimensiones del ser humano, puede ser estrategia militar en hombres y mujeres cuando se desea desestabilizar al enemigo. La imaginación es su aliada estratégica y es instrumento que nos alerta en los terrenos del amor, ya que genera un detonante llamado celos que nos advierte de la presencia del contendor. También, el médico diagnostica síntomas que no dicen siempre la verdad, pues descienden del rumor para constituirse en verdad, mentira, mito psicosomático o predicción.

El rumor tiene su lado científico, pues tiene polaridad y lógica; si se demuestra su existencia, es positivo, si es a favor entonces resulta benéfico, si se descubre que es mentira ese factor positivo se vuelve negativo; pero si es de origen negativo o acusador sucede todo lo contrario, se hace maléfico o en nuestra contra si se demuestra y resulta positivo si es mentira o no se puede demostrar.

Más que conocimiento, el rumor es subjetividad pura pues lo fabrica el personaje trasmisor. Nos hacemos sujetos conductores de los rumores que nos alcanzan, para convertirse en combustible del buen comunicador. Los rumores no tienen sentimientos pero nos tocan, animan, enojan, agradan o desagradan; nos impulsan a descubrir, a investigar o a abandonar. El rumor es una terapia que proporciona alivio si se divulga, pero puede enfermar de llenura existencial si se retiene.

La educación se afecta del rumor el día de la evaluación o cuando el profesor falta a clase. Es hoy, el eje transmisor de saberes populares y ancestrales; la base de la cibercultura y la cibersociedad en la era digital, que toma su máximo esplendor en las redes sociales que rumorizan todo su saber gráfico, simbólico y textual.

Por tanto, no hay que descuidarse, este escrito no es más que “un gran rumor”.


VECINDARIO DIGITAL

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